Cuando Raúl Alfonsín llegó al poder con el retorno de la democracia a la Argentina, propuso trasladar la Capital Federal a Viedma. Su proyecto fue objeto de burla y finalmente quedó en la nada. Varias décadas más tarde, siguiendo la lógica de Mahoma y la montaña, hubo una seguidilla de presidentes patagónicos con el doblete Néstor Kirchner-Cristina Fernández. El rock hizo un movimiento similar en los últimos años y muchos artistas del sur del país probaron suerte e incluso se instalaron en Buenos Aires: el finísimo Lisandro Aristimuño, los neuquinos Hacia dos veranos y Atrashaytruenos y su psicodelia noise instrumental, las canciones alegres de los rionegrinos Manuel Espinosa y la Orquesta Esponjosa (que ahora se hacen llamar simplemente La Esponjosa) son algunos ejemplos de la calidad y variedad de los músicos patagónicos que vienen haciéndose notar en el circuito indie porteño. Los chubutenses de Agosto también forma parte de este fenómeno. Con apenas dos discos editados en forma independiente y disponibles para ser bajados en forma libre y gratuita desde el sitedel grupo -Agosto (2005) y el recientemente reeditado Voces rojas (2006), la banda que comenzó siendo un proyecto solista de Franco Rodrigues se destaca por el pop exquisito de algunas de sus canciones. Es por la solidez de su repertorio que no les hace falta apelar a la imitación descarada de grupos exitosos, ni recurrir a poses afectadas y al fashionismo exacerbado como estrategia para ocultar la falta de talento.
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