La Patrulla Espacial nos invitó a su casa y, de paso, a conocer La Plata. Lejos del smog de Capital se encuentra este laboratorio experimental, donde viven algunos de los integrantes. Dentro de la casona platense, los músicos dan la bienvenida; son muchos más que los que integran la banda, y entre ellos está Santiago Motorizado, el alma de El Mató a un Policía Motorizado, que se empina un whisky a las 6 de la tarde y fuma un cigarrillo tras otro. “Es que tengo que grabar unas voces ahora”, se excusa. Entonces el batallón espacial se traslada al patio a posar para las fotos que tendrán un tinte campestre, con la luz mágica del sol, según lo llaman los fotógrafos. A más de uno le cuesta abrir los ojos y sonreír a la vez. Los amigos observan de afuera la escena, y les hacen prometer que cuando sean famosos se acuerden de ellos. Todos se ríen. Luego ofrecen mate, té, café y cerveza. Gana el mate y ahora sí, sólo los que pertenecen a La Patrulla Espacial copan el estudio que improvisaron en un living gigante y desnudo de muebles.
Dentro del mundillo rockero de La Plata existe un sub-mundillo, el de La Patrulla, donde sus integrantes son todos del sur del país, repartidos entre Comodoro Rivadavia y Ushuaia. Un buen día se vinieron a la ciudad de las diagonales a estudiar y, como todos se conocían del colegio o de las bandas sureñas, decidieron armar su propio grupo, de cara al blues espacial y a los rocanroles cabeza de Pappo’s Blues.
“Somos cinco y ahora agregamos un músico más, Silvestre, que es el que controla los efectos de la voz. Te controla los delays, te los cambia de repetición. Es un sampler, Kaoss Pad se llama”, cuenta Tomás (voz y guitarras wah-wah, acústica y slade). Además estaban buscando un Kaoss Pad, porque antes hacían esos mismos efectos, pero con grabaciones y delays controlados en forma manual. Tomás recuerda que en un concierto de Radiohead lo usaban. En cuanto a discos grabados, tienen un EP de fabricación casera, Boggie en la luna, son cuatro temas que quedaron de un intento de LP. Ahora están en proceso de terminar el disco en el estudio de Gualberto, guitarrista de Norma. El disco lo están mezclando con Tulio (batería) y lo van trabajando ellos mismos. Shaman (guitarra acústica) es quien se encarga de la producción y el resto de La Patrulla se completa con Schneider (bajo y coros) y Lucas (guitarra y coros). A la vez, tres de ellos (Shaman, Schneider y Tomás) tienen un grupo paralelo, Shaman y los Hombres en Llamas, donde se dan el gusto de tocar canciones folk y bajar el volumen por un rato.
–¿Por qué escuchar La Patrulla Espacial?
Shaman: –Es como una especie de ritual, un momento en los recitales que se genera como un mantra, cuando todo se empieza a repetir y llega a un estado. En las buenas fechas se genera una cosa en donde todos están en comunión y quizá no están haciendo pogo, pero es medio espiritual y a la vez es rock.
Schneider: –Está hecho para ser tocado con un mal sonido, que también suena, funciona, causa el mismo efecto. Todos estos años que veníamos tocando queríamos lograr un clima muy fino, refinado. Y costaba muchísimo, los equipos andan mal, los cables se rompían. Con una banda de rock bien cabezona, como que es más sencillo.
Dentro del mundillo rockero de La Plata existe un sub-mundillo, el de La Patrulla, donde sus integrantes son todos del sur del país, repartidos entre Comodoro Rivadavia y Ushuaia. Un buen día se vinieron a la ciudad de las diagonales a estudiar y, como todos se conocían del colegio o de las bandas sureñas, decidieron armar su propio grupo, de cara al blues espacial y a los rocanroles cabeza de Pappo’s Blues.
“Somos cinco y ahora agregamos un músico más, Silvestre, que es el que controla los efectos de la voz. Te controla los delays, te los cambia de repetición. Es un sampler, Kaoss Pad se llama”, cuenta Tomás (voz y guitarras wah-wah, acústica y slade). Además estaban buscando un Kaoss Pad, porque antes hacían esos mismos efectos, pero con grabaciones y delays controlados en forma manual. Tomás recuerda que en un concierto de Radiohead lo usaban. En cuanto a discos grabados, tienen un EP de fabricación casera, Boggie en la luna, son cuatro temas que quedaron de un intento de LP. Ahora están en proceso de terminar el disco en el estudio de Gualberto, guitarrista de Norma. El disco lo están mezclando con Tulio (batería) y lo van trabajando ellos mismos. Shaman (guitarra acústica) es quien se encarga de la producción y el resto de La Patrulla se completa con Schneider (bajo y coros) y Lucas (guitarra y coros). A la vez, tres de ellos (Shaman, Schneider y Tomás) tienen un grupo paralelo, Shaman y los Hombres en Llamas, donde se dan el gusto de tocar canciones folk y bajar el volumen por un rato.
–¿Por qué escuchar La Patrulla Espacial?
Shaman: –Es como una especie de ritual, un momento en los recitales que se genera como un mantra, cuando todo se empieza a repetir y llega a un estado. En las buenas fechas se genera una cosa en donde todos están en comunión y quizá no están haciendo pogo, pero es medio espiritual y a la vez es rock.
Schneider: –Está hecho para ser tocado con un mal sonido, que también suena, funciona, causa el mismo efecto. Todos estos años que veníamos tocando queríamos lograr un clima muy fino, refinado. Y costaba muchísimo, los equipos andan mal, los cables se rompían. Con una banda de rock bien cabezona, como que es más sencillo.
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