martes, 6 de enero de 2009

-Cómo se hace rock en todo el país-chubut

Para hablar sobre el ámbito rockero en Chubut es necesario tener que separar la provincia en dos bases geográficas bien diferenciadas: Norte y Sur, Comodoro Rivadavia y Trelew. Una, la primera, más consolidada. Plaza fuerte con varias bandas y muchos lugares para tocar. La otra, menos intensa, bien de garage.
Pesada por excelencia, la provincia cuna de Sergio Pángaro (San Martín Vampire y Baccarat) no puede escapar a la impronta heavy patagónica. Hay un metálico en cada esquina, o algo así. El trash, el death o el heavy clásico son causa de discusión permanente en las tertulias musicales que apasionan a las paganas huestes chubutenses, cuyas preferencias se reparten entre Sepultura, Slayer, Megadeth, Almafuerte, A.N.I.M.A.L y los créditos locales Oxido y Nocivo.
Pero no todo es tachas y chupines, entre hayas y alerces. “La gente en el sur no tiene tantos pruritos. Aunque prime el heavy, pueden convivir tranquilamente bandas de diferentes estilos. No es habitual que se formen tribus”, dice Alfredo García, tecladista y cantante de Masoka, un cuarteto pop de Trelew, que ya tiene editados dos trabajos, Masoka (1994) y Celebración oveja (1997) y que completa su staff con Cristian Furque en batería, Pablo Trinlik en guitarra y Alejandro Rivas en bajo y voz.
Sin embargo, la ciudad origen de los Masoka ofrece un panorama poco alentador en materia de shows y proliferación de bandas. El mismo García lo admite: “En Trelew, hace seis años, la cosa era más movida. Pero ahora no hay mucho espacio para el rock. Es un lugar alejado, con todas las desventajas que eso conlleva. La ciudad no está preparada y tampoco hay mucha gente que se juegue por el rock. Los boliches no existen. Y falta que el under porteño venga para aquí. No es como en Comodoro adonde, además de la bandas consagradas, van otras como Peligrosos Gorriones, por ejemplo”.
En Comodoro, aunque más austral, el escenario es diferente. A Los Caballeros de la Quema les fue muy bien por ahí y a la Bersuit también. El clima frío y los irreverentes vientos no son impedimento sino ventaja, porque obligan a que la actividad se concentre en espacios cerrados, como gimnasios, aunque los recitales al aire libre queden relegados al plano de las quimeras. “Estar en Comodoro es estar lejos. Si querés tocar en otro lugar tenés que hacer por lo menos 400 km y correr riesgos económicos. Pero no hay demasiados problemas, aquí la gente está ávida de rock, se disfruta de las bandas locales y se recibe muy bien a las de Buenos Aires. Sobre todo a La Renga, Caballeros o Divididos. Eso sí, no sé si las bandas de hip-hop o alternativas tendrían la misma bienvenida”, explica Alakran Márquez, baterista y cantante de 113 Vicios (Crudo, 1995; Disco Negro, 1998) junto con Hasta el Alma, uno de los grupos clave del lugar, que inunda el desierto fusionando salsa, soul, funk y folk y que se completa con Titín en bajo, Claudio Ramírez en guitarra y Marcos en saxo.
CRISTIAN VITALE(pagina 12-año 1999)

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